I la noche despierta los ruidos
que no son ruidos
que están vivos
y permanecen en silencio
aguardando a quien los pueda ver.

Y tu y yo
escharemos entonces
de nuevo
lo que hablamos
los dos a solas
ante las paredes y los muebles.

Con los ojos y los puños cerrados
el día que nos digimos
adiós.

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